Este es un artículo que resume mis 13 meses alli:
Hubo días muy buenos, días solamente normales y otros días en los que me quise ir a mi casa, pero que por fortuna no lo hice.
Siento como un orgullo poder haber ayudado a muchos de mis niños (porque ya siempre serán mis niños), fui terapeuta ocupacional en la escuela, y ahora veo el resultado de tanto tiempo invertido en ellos, y eso, sin más, no hay palabras para describirlo.
Aquí fui lo que siempre quise ser, terapeuta ocupacional infantil, y NPH me dio la oportunidad sin haber tenido experiencia en este ámbito antes. Aquí me hice mejor profesional pero ante todo, una mejor persona.
En las noches cuidé al hogar de Hijas de María, 28 chiquitinas que siempre guardaré en mi corazón con el mejor de los recuerdos, porque aunque a veces me hicieron enfadar, otras veces me enseñaron verdaderas lecciones sobre la vida. La última me la dieron hace dos días, cuando dos niñas me preguntaron, ¿Y Pilar a ti nunca nadie te ha pegado o te ha maltratado? Yo las dije: No, claro que nunca nadie me pegó. Y ellas me dijeron: ¿En serio? Que suerte tuviste en tu vida Pilar. Y yo me quedé por mucho tiempo pensando en esto último, es verdad, siempre fui una afortunada, lo tuve todo y quizá a veces no di las gracias por todo ello. Y ellas, después de haber sido muchas maltratadas por las personas que deberían haberlas cuidado, aún están deseando confiar en los adultos y sentirse queridas. Yo siempre intenté darlas mi apoyo y mi cariño, y con ellas aprendí a dar y a dar sin que me lo tuvieran que pedir, y todo lo hice de corazón.
Ahora tocan las despedidas, porque yo siempre digo, si es difícil venir aquí, es más difícil irse. Pero sé que ha llegado el momento, estoy preparada para empezar de nuevo, yéndome con la satisfacción del trabajo bien hecho y con la sensación de que aquí aprendí y conseguí cosas que permanecerán conmigo el resto de mi vida.”